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lunes, 6 de febrero de 2012

El Collar del Gato

La fogata recién prendida logró iluminar la pequeña cueva. Efrain y Noreli buscaban urgentemente un refugio para despistar a los Orcos que habían bloqueado su paso. A estas alturas de la noche, lo más probable es que El Dragon ya se hayan dado a la fuga.

La tenue luz que bañaba el lugar le daba un aspecto más vivo a sus pieles, y parecía infundir una tenue luz de vida en los ojos de Noreli. A pesar de su miedo natural hacia el fuego, Efrain no podía apartar su mirada de la llama que ardía con vigor. Un agudo dolor en su brazo derecho le despertó de su trance.

-Haz perdido sangre, Efrain.- Susurró Noreli. -El ataque de los Orcos fue demasiado violento. Tuvimos suerte de escapar en una sola pieza.-

- Tienes razón, Noreli.- Dijo Efrain, limpiando la sangre de su brazo. La herida comenzó a cerrarse en ese instante, pese a lo mágico de la curación, parecía que la cura total tomaría mucho tiempo. Mientras dejaba que la cura surtiera efecto, volvió nuevamente la mirada a las llamas, los ojos de Efrain parecían no prestar más atención que la leña, hipnotizado por la danza de las cenizas que volaban por sobre la fogata. Tras él, pudo escuchar un par de chasquidos: Noreli tiraba al suelo los cargadores vacíos de su Rifle m16 y los llenaba con otros nuevos. Efrain se puso de pié y se dirigió a la entrada de la cueva, sin decir nada, solo observo el bosque.

-¿Tú estás bien?- Dijo de manera amable.
Noreli se sorprendió. En todo este tiempo, ésta era la primera atención de Efrain hacia ella. -Sí... estoy bien, no alcanzaron a tocarme gracias a tu intervenció- Noreli pensó un poco, luego terminó su frase. -Gracias. Fuiste muy valiente.-
-Fui un loco, Noreli. Lo importante es que estamos con vida... si es que se puede decir asi.- Contesto Efrain, dedicándole una mirada fria a Noreli. Luego, volvió a clavar la vista hacia afuera.

Un largo silencio se produjo en la cueva, el cuál solo se veía intermitentemente interrumpido por el crujir de la leña en el fuego. Ambos se hallaban sumidos en otro mundo, los cuales no parecían estar conectados entre sí. Noreli fue la que rompió nuevamente el silencio:

-¿Lo extrañas?- Dijo, clavando los ojos en su mirada.
Efrain miró con curiosidad a Noreli, sin entender la pregunta. Se aparto de la entrada de la cueva y se dirigió hacia ella. -¿Extrañar qué?-
-La vida, Efrain. El no estar en este infierno. Quizás, es porque llevo sólo uno años en esto, pero no puedo negarte que a veces extraño mucho el pasear por los parques soleados.- Hubo una leve pausa. -Dime, Efrain... ¿No extrañas el sol?-

Ahora Efrain entendía la pregunta de Noreli. La miraba con su rostro lleno de preguntas y a el le parecía linda su actitud. Veía su pálido rostro y sus formas frágiles, las cuales ocultaban perfectamente sus habilidades de asesina y su astucia felina, pero por un instante, le pareció verla totalmente desprotegida, presa del miedo y la incertidumbre.

-Noreli- Dijo Efrain, mostrando una sonrisa. -Te sorprenderías si supieras cuánto tiempo llevo en esta cazeria. y a pesar de ser "joven", los años me enseñaron una cosa: la luna es el único sol al cual tengo derecho.-
Las palabras de Efrain danzaron por toda la cueva como una sentencia hacia lo inmnente. -Las experiencias de esta verdad, te harán olvidar poco a poco todos las emociones humanas que antes tenias...-

Efrain se acercó a Noreli y tomó su mano. Ella no pareció darse cuenta de que de un momento a otro, se encontraba junto a él, mirando la luna llena que se asomaba a la cueva. En ese instante, Noreli se olvidó del sol, de los paseos por el parque y del calor. Comprendió que ese era su lugar y que aquella imagen la clavaria a la cordura que tan necesaria era para enfrentar este infierno.

-Quizas esta noche moriremos...- susurró Noreli, sin apartar la vista de la luna.
Efrain se quito su collar de gato y se lo puso a Noreli, volteó hacia la fogata, sacó un par de Beretta’s 9mm. de su chaleco y relleno los cargadores: -Quizás... pero nos llevemos a unos cuantos antes.- Contesto, mientras la pistola hacia un chasquido que se perdió junto con el sonido del fuego.

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